La lenteja pardina es una legumbre pequeña o mediana, con un diámetro que oscila entre los 3-4,5 mm. Su color característico es un marrón pardo uniforme, con ligeros puntitos negros o un ligero jaspeado.
A diferencia de otras variedades, como la lenteja castellana, la pardina no necesita un largo periodo de remojo antes de cocinarla.
Su piel es muy fina y no se deshace durante la cocción, ofreciendo una textura fina y ligeramente mantecosa. Es ideal para sopas y guisos, y su sabor exquisito la convierte en una opción muy apreciada en la cocina.